Page 54 - pdf_revista

pero que en este momento podrían ser peligrosos. Por ejemplo: hoy
tenemos internas abiertas y simultáneas, tenemos primarias donde
pueden votar los diversos ciudadanos, aunque no sean de los partidos.
Eso ayuda a seleccionar las candidaturas, es bastante bueno. Otra cosa
que se introdujo fue que el proceso de campaña publicitaria está ahora
en manos del Estado. Como en México. Esto parece bueno, pero México
tuvo antes una década conde construyó un instituto nacional electoral – y
volvemos a la famosa palabra – autónomo, independiente, que fue tan
transparente que el PRI no volvió a ganar. No logra volver a ser gobierno. que había ocurrido durante el gobierno militar y el terrorismo de
Entonces ese instituto es el que hoy regula el gasto de campaña e hace
que el estado asigne los diferentes espacios publicitarios a los partidos
para que no haya corrupción electoral.
■ Y en Argentina, ¿que dice la nueva ley? Bueno, acá esa reforma se
hizo pero es el ministro del Interior, un funcionario del gobierno, quien
decide esa asignación en un contexto mucho más parecido al del viejo PRI
que al del nuevo instituto nacional electoral mexicano. Eso es peligroso.
■ ¿Está prevista la financiación pública? Solamente pública y muy
limitada. Pero en el momento de la publicidad oficial, los medios de
comunicación públicos funcionan como medios de propaganda tan
masivos que pueden crear desigualdades en la competencia electoral.
Algunas de las medidas que propusimos como reformas políticas fueron
aceptadas pero de una manera que en este momento están poniendo
en riesgo la equidad electoral. Otra cosa que quisiéramos tener es un
voto electrónico, como el de ustedes. Al aumentar la pobreza estructural,
hay mucha manipulación del voto. Antes eso pasaba en las provincias
muy pobres, ahora tenemos dos millones de pobres en la provincia de
Buenos Aires. La manipulación está ocurriendo donde hay grandes con-
glomerados de pobreza y eso altera el resultado de la votación. Entonces
el voto electrónico es fundamental. Pero hay una enorme resistencia.
Estas serían, tal vez, las reformas: un instituto nacional electoral y el
voto electrónico, con boleta única. Aquí cada partido imprime su propia
cédula. De papel, con las letras grandes y su logo.
■ ¿Qué opinón tiene usted sobre la política de Derechos Humanos
(del gobierno argentino)? Por las informaciones que tenemos,
Argentina avanzó mucho más que el Brasil en ese aspecto. Recién
este año se creó en Brasil una Comisión Nacional de la Verdad para
investigar crímenes de violación de os derechos humanos durante
54
la dictadura militar. La nueva Comisión ya fue bombardeada por
sectores civiles y militares. En el retorno a la democracia, Argentina
decidió que la democracia debía juzgar a los militares. Es una política
de Estado que consideramos acertada. Fue muy importante porque
quedó claro lo que pasó en la Argentina. Nuestra comisión de la
verdad se llamó CONADEP, Comisión Nacional de Desaparecidos.
Fue una gran política de Alfonsín. Alfonsín tuvo muchos tropiezos,
pero esa fue una parte muy importante.. Y esto dejó establecido lo
Estado. Incluso en el período anterior. Porque durante el peronismo
también hubo escuadrones de la muerte. Después, lamentablemente,
el propio Alfonsín tuvo que promulgar leyes de perdón para los que
habían sido condenados, porque hubo levantamientos militares que
lo presionaron mucho.. Y durante el período de Menem se los perdonó
todavía más. En ese momento también se concedieron perdones, leyes
de amnistía, indultos, a personas que ya habían sido condenadas. Y
ahí entramos en una especie de cono de sombra, de impasse en la
política de Derechos Humanos. En la reforma de la Constitución de
1994, Elisa Carrió, la líder de mi partido, que fue constitucionalista,
incluyó dentro del nuevo texto de la Constitución la suscripción a los
tratados internacionales de Derechos Humanos.
Lo que pocos comprendieron en ese momento fue que eso significa-
ba que los crímenes de lesa humanidad no podían prescribir. Lo que
autorizaba al Congreso, que había sancionado estas leyes de perdón
después de las condenas, a derrogarlas . Y ella, junto a Patricia Walsh,
hija de un escritor y hermana de una desaparecida política, se sentaron
durante muchos años en el Congreso pidiendo la nulidad de las leyes
de obediencia debida. Y eso no ocurrió. Al principio de su gobierno el
kirchnerismo acompañó esa iniciativa, lo que permitió reabrir las causas.
Pero aunque el gobierno levante esta bandera como propia, su propio
partido, el Partido Justicialista impidió hasta 2003 la reapertura de las
causas. El gobierno tomó esa bandera y pensamos que eso es positivo.
Pero creemos también que debemos tomar medidas porque los tribu-
nales están saturados y no van a lograr responder a las expectativas de
la gente. Debemos tomar algunas medidas para que crear tribunales
específicos, porque, de lo contrario vamos a llegar a un momento de
desilusión. Son causas muy difíciles, de cosas que pasaron hace cua-
renta años. Nosotros ya pedimos y hay proyectos de ley para crear estos
tribunales especiales, pero curiosamente el gobierno se resiste a que
estos proyectos prosperen.